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Jefe de equipo Nutriscore: la etiqueta no dice si un alimento es bueno o malo


París - 2021-02-20 11:09:55
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"El Nutriscore no dice si un alimento es bueno o no. Solo juzga un valor relativo que indica si ese producto es mejor o peor que otros", puntualiza el profesor Serge Hercberg, quien fue jefe del equipo que desarrolló los trabajos científicos sobre los que se basa ese sistema de etiquetado.

Este profesor emérito de Nutrición de la Universidad de la Sorbona París Norte ha dirigido el Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (EREN) que, junto a la Agencia francesa de Seguridad Sanitaria y el Alto Consejo de Salud Pública, han dado forma al semáforo Nutriscore.

Este etiquetado frontal, que se puso en marcha en Francia en 2017 y ha generado polémica por su próxima implantación en España, consta de cinco categorías que van de la "A" a la "E" y del verde al rojo, de mejor a peor nota, según la calidad nutricional del producto.

"Nutriscore está hecho para ser universal. Traducimos la composición nutricional de los alimentos, que es igual en todos los países. Lo importante es que se haga una comunicación diferente en cada país, según su contexto cultural", afirma Hercberg en una entrevista con Efeagro.

Tras el rechazo suscitado en España por la clasificación del aceite de oliva con la etiqueta "C", el especialista argumenta que se trata de "la mejor clasificación posible para una grasa añadida", ya que ningún otro aceite tiene una categoría mejor.

"La 'C' no es para nada una penalización. Cuando el consumidor vaya a la sección de aceites, verá que el de oliva tiene la mejor posición posible para los aceites vegetales", detalla Hercberg, tras pedir esfuerzos a los poderes públicos y los sectores productivos para hacer llegar ese mensaje a la sociedad.

Recuerda que tanto en España como en Francia existe la recomendación de utilizar el aceite de oliva por sus efectos sobre la salud.



LA REVISIÓN DEL SISTEMA

El profesor está de acuerdo con que se revise la clasificación otorgada a ciertos productos o el cálculo del Nutriscore, pero insiste en que esa discusión debe recaer en un comité científico como el que acaban de crear España, Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Francia y Suiza para impulsar el semáforo.

"Los científicos y los responsables de la salud pública son los que deben dar la respuesta, sobre una base científica y de salud pública; no pueden ser las organizaciones de productores o la industria las que digan cómo se debe clasificar el alimento", aunque sí puedan sugerir cambios, sostiene.

Hercberg considera que no se puede comparar el aceite de oliva virgen extra, sobre el que existen estudios científicos "de interés" que pueden plantear su posible exclusión del sistema, con el jamón.

Este producto, como el resto de carnes procesadas, está catalogado con la letra "D" porque, aparte de las grasas saturadas que tiene, su contenido en sal varía de 2,5 a 5 gramos por cada 100 gramos, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar los 5 gramos de sal diarios.

A su juicio, la charcutería o los quesos, con independencia de su origen, son parte de las costumbres tradicionales y es bueno que se consuman, siempre que sea en cantidades pequeñas o menos frecuentemente, siguiendo los consejos de la dieta mediterránea.

Y cree necesario comunicar que es mejor elegir entre los productos con denominación de origen por el interés que tiene su fabricación.



LA EXPERIENCIA HASTA AHORA

Durante muchos años se hicieron estudios con grandes poblaciones para analizar cómo ingerir alimentos con una buena clasificación del Nutriscore puede reducir los riesgos de enfermedades cardiovasculares, cáncer, obesidad o mortalidad.

Sobre la experiencia en Francia, Hercberg subraya que "el Nutriscore ha favorecido la promoción de los alimentos que están mejor clasificados respecto a los que están peor clasificados" y reconoce que se necesita más tiempo después de su implementación para ver los efectos en la salud.

Explica que cada año se realizan estudios que muestran que el 90 % de los consumidores creen que el semáforo es útil, mientras que una de cada dos personas dice haber modificado sus compras alimentarias en función de ese etiquetado.

Aparte del impulso a las compras de alimentos de "mayor calidad nutricional", la industria ha entrado en una especie de "competición nutricional" y está reformulando sus productos, reduciendo su contenido de sal, grasas, azúcares o aditivos para mejorar la puntuación, según el especialista.

Hercberg resalta que el Nustriscore no es algo fijo, sino que debe discutirse regularmente y tener en cuenta los nuevos estudios que van apareciendo, como en el caso de las bebidas con edulcorantes.

E insiste: "El Nutriscore está hecho para evolucionar en función del progreso del conocimiento científico, no en función de las demandas de los Estados, la industria o el sector agrícola si estas no se justifican" desde el punto de vista científico y de la salud pública, al margen de los intereses económicos.

 

Belén Delgado

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