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Los precios que perciben los cultivadores de patata "están bajando vertiginosamente desde el inicio del arranque" en Castilla y León, ha denunciado hoy la Alianza UPA-COAG.

Los agricultores empezaron percibiendo 48 céntimos de euro por kilo y actualmente el precio como media es de 32 céntimos, según un comunicado de esta organización agraria.

"Este descenso coincide en el tiempo con la presión ejercida por el Gobierno al poner a la patata en el punto de mira como responsable de incrementar el IPC", ha advertido al respecto.

Una vez iniciada la campaña de arranque de la patata en Castilla y León en variedades tempranas y de media estación, los rendimientos hasta el momento son inferiores al año pasado.

La situación del cultivo en la Comunidad se caracteriza por su retraso, debido a que las siembras se realizaron más tarde de lo que es habitual, por el exceso de lluvias, han explicado UPA y COAG.

La superficie sembrada en Castilla y León es esta campaña de 20.220 hectáreas, de las que 13.970 corresponden a patata tardía, 6.200 son de media estación y tan sólo 50 son tempranas.

Esta Comunidad es la primera productora, con un 38 por ciento del total nacional, doblando a la segunda, Galicia, según la Alianza.

La media del número de cultivadores en Castilla y León en los últimos años es de 5.200, aproximadamente.

Los rendimientos hasta la fecha son inferiores a los de la campaña pasada, mientras que los precios que se pagan al cultivador "pueden considerarse óptimos en estos momentos", ha apuntado.

Sin embargo, "estamos detectando en las últimas fechas como el precio se está reduciendo considerablemente debido a la presión ejercida por el Gobierno al culpabilizar a la patata como responsable de incrementar el IPC", ha criticado.

Además, el precio en origen no se traslada al consumidor, que paga la patata nueva a una media de un euro el kilo, "un 312 por ciento de diferencia, sin tener transformación alguna", ha subrayado.

"La patata no es culpable de la subida del índice de precios al consumo", ha añadido, "y el Gobierno no se acuerda cuando hay que tirarla o malvenderla a tres céntimos de euro por kilo como ocurrió hace dos campañas".

Este cultivo "sufre unos vaivenes en los precios que se pagan al cultivador que son muy severos", por lo que la Alianza reclama una regulación que permita "cierta tranquilidad a los agricultores a la hora de conocer los precios que percibirán".

Asimismo, ha recordado "la entrada masiva de patata foránea, especialmente francesa, que hunde los precios de aquí".