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Los ganaderos guipuzcoanos acusados del vertido a un río lo achacan a un accidente


San Sebastián - 2017-05-09 15:20:07
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Los tres ganaderos guipuzcoanos que se enfrentan a una petición de cuatro años de cárcel por un escape de purines a un afluente del Asteasu, que acabó con la población de cangrejo autóctono en esta regata, han atribuido el vertido a una fisura accidental que no se pudo prever en un depósito de su granja.

Los tres acusados, un padre y sus dos hijos que gestionan una explotación ganadera de 650 vacas, están acusados de un delito contra el medio ambiente por el que, además de las penas de cárcel, solicita 7.200 euros para cada uno de ellos y demanda que se imponga a la empresa familiar responsable de la explotación otra multa de 13.140 euros.

Reclama también que los acusados compensen por los perjuicios ocasionados a la Diputación de Gipuzkoa con una cantidad que se determinará con posterioridad, y que se declare responsable civil directa a la compañía aseguradora de la explotación ganadera

Los hechos enjuiciados sucedieron el 13 de julio de 2014 cuando, según la versión de la Fiscalía, el depósito de purines, de 256 metros cúbicos de capacidad, sufrió una fuga que afectó a cinco kilómetros del río y se tradujo "en un sensible empeoramiento de la calidad biológica del agua" que perjudicó a la fauna del entorno.

En concreto, murieron 70 truchas y diez piscardos y acabó con la presencia del cangrejo autóctono, una especie en peligro de extinción.

Además, entre otros perjuicios medioambientales, se constató un "empeoramiento" en el río Asteasu, donde aguas abajo del punto del vertido "la población de truchas se encuentra prácticamente ausente". El Ministerio Público señala además que la explotación ganadera no contaba con "autorización alguna para realizar ningún tipo de vertido".

Mantiene asimismo que el depósito había sido construido en el año 1973 sin que, desde entonces, hubiera sido sometido a "actividad alguna" de "modificación, conservación, alteración o innovación".

La Fiscalía constata igualmente que junto a la fosa de los purines, se situaba un colector de aguas residuales y pluviales, en cuyo interior había una tubería subterránea presuntamente "ilegal" que desembocaba en la regata afectada por el vertido.

Durante la primera sesión del juicio celebrada hoy en San Sebastián, los acusados han alegado que, a pesar de su antigüedad, el depósito "estaba en buen estado" y no era "previsible" que se produjera una fisura como la que ocasionó el vertido.

Han precisado que la explotación ganadera contaba con la pertinente licencia de actividad y además era la única de Gipuzkoa que había superado una declaración de impacto ambiental,

Han recalcado que si hubieran previsto la posibilidad de que se produjera un vertido de esas características hubieran adoptado "medidas" para evitarlo, si bien no detectaron "indicio" alguno, a pesar de que están viento la fosa "todos los días".

Han aclarado, en este sentido, que la fuga se produjo en una parte del depósito que estaba cubierta por la tierra, por lo que tuvieron dificultades para localizarla, a pesar de lo cual respondieron tan rápido como pudieron" vaciando la fosa hasta la altura de la fuga, en un primer momento, y completamente al día siguiente.

Respecto a la tubería de aguas pluviales existente en la explotación, han insistido en que es independiente de la fosa, y han atribuido a la casualidad el hecho de que la fuga se produjera al lado.

Los procesados han dicho que ya pagaron una sanción administrativa por esta fuga, y aunque han reconocido la existencia de otros dos expedientes en los años 2002 y 2003 por vertidos, han aclarado que los casos anteriores no fueron escapes, sino que fue el agua de lluvia la que arrastró al río unos purines que habían sido depositados como abono en un terreno.

En el juicio ha declarado también, entre otros testigos, el ertzaina que instruyó el atestado del caso, quien ha constatado que dos días después del vertido aún había fauna piscícola muerta en los cinco kilómetros del río que resultaron afectados.

Este agente ha indicado que la explotación no cuenta con autorización de vertidos al río y que por lo tanto la tubería cuestionada, que además de las aguas pluviales recogía también algunas procedentes del caserío y las procedentes de la limpieza de la maquinaria, no debería haber existido.

La vista continuará mañana con la práctica de las pruebas periciales, tras lo cual las partes darán a conocer sus conclusiones definitivas y expondrán sus informes finales antes de que el juicio quede visto para sentencia.