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Las grandes magnitudes económicas avalan la actividad del sector primario en estos cinco años posteriores a la pandemia, con una renta agraria que ha aumentado un 30 %, alcanzando los 37.800 millones de euros, aunque el campo sigue quejándose de falta de rentabilidad.
La pandemia evidenció la relevancia del campo, ya que fue el único de los grandes sectores económicos que registró una evolución positiva del PIB: creció un 5,3 % en 2020, mientras que la economía española se desplomó un 10,8 %, la mayor caída desde la Guerra Civil.
Los agricultores no sufrieron un impacto en su actividad, ya que garantizaron el abastecimiento alimentario durante la crisis sanitaria. Su única afectación fueron las medidas de seguridad en la producción y el traslado a las explotaciones.
En estos cinco años, con una guerra en Ucrania de por medio, los agricultores han visto nuevamente amenazada su rentabilidad, aunque ahora cuentan con una Ley de la cadena alimentaria más sólida, costes de producción más moderados y precios en origen que aumentaron debido a la inflación.
Las tractoradas masivas del año pasado hicieron que la sociedad reconociera en parte estos problemas.
El PIB agrícola ha crecido más del 14 % entre 2020 y 2024, pero el sector ha perdido peso en la economía española, pasando del 3,13 % al 2,54 % del PIB general.
No obstante, el campo sigue enfrentando problemas estructurales, como la falta de relevo generacional y la reducción del número de ocupados en un 6 %, situándose en 736.900 trabajadores al cierre de 2024.
El ministro de Agricultura, Luis Planas, destacó que la pandemia reafirmó la importancia del sector agroalimentario y su papel esencial en la sociedad.
Desde el sector primario, Juanjo Álvarez (Asaja) lamenta que, aunque la agricultura fue vista como imprescindible durante la pandemia, las administraciones no han solucionado problemas como la falta de rentabilidad, el aumento de costes y la pérdida de competitividad.
El director técnico de COAG, José Luis Miguel, recuerda que antes de la pandemia el sector ya protestaba por precios en origen demasiado bajos, que no cubrían los costes de producción.
Por su parte, Buenaventura González (UPA Castilla y León) señala que el principal problema económico ha sido el aumento del coste de los insumos, más por la guerra en Ucrania que por la pandemia.
Antes de 2020, la PAC cubría hasta el 33 % de los costes de producción, pero los acontecimientos recientes han cambiado esa dinámica.
Hace cinco años, el campo fue considerado esencial, una actividad que siempre lo ha sido, aunque ahora sus problemas son más visibles.
Juan Javier Ríos