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La Indicación Geográfica Protegida (IGP) "Cabrito de Extremadura", la primera y única de España para este producto, aspira a certificar la mayor parte de la producción de esta carne en la región y reforzar las exportaciones al mercado árabe.

El director técnico de esta IGP, Raúl Muñiz, ha destacado a EFE el gran proyecto que supone poner en pie al sector para conseguir este indicativo de calidad, que este miércoles se ha presentado en Mérida durante un acto al que ha asistido el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.

Ha resaltado que este sello es el único en el país que avala "la máxima calidad y trazabilidad del producto" al consumidor, y uno de los pocos que existen a nivel europeo.

Entre los retos de la IGP, ha apuntado una mayor apertura a los mercados, principalmente los árabes, cercanos al golfo Pérsico, donde la exportación ya es fructífera, pero aún podría tener una mejor acogida.

En Europa ha explicado que, sin ser un mercado de alto consumo, tiene nichos de mercado para el cabrito, sobre todo en la restauración, que anteriormente no disponía de seguridades en la obtención de este producto y desde ahora podrá contar con esta certificación.

"Se nos plantea el reto de certificar la mayor parte de la producción de cabrito en Extremadura y coordinar el sector, para intentar, haciendo las cosas bien, llegar a los mejores mercados y de más alto valor", ha declarado.

Además se apuesta por una mejor coordinación y organización para la comercialización del producto, ya que el sector caprino es "muy exigente" pero tiene un "envejecimiento acusado" y, a su juicio, necesita una gestión oportuna para adecuar la producción a la demanda del mercado.

En este sentido, respecto a la próxima campaña de Navidad, ha apuntado que es un momento "muy importante" para el consumo de cabrito, que coincide con el punto de arranque de la IGP y en el que se intentará fidelizar a los clientes "más exigentes".

Los requisitos para poder obtener esta certificación asegurarán al consumidor la máxima calidad del producto, entre los que destacan que la raza sea autóctona, ganaderías con crianza en régimen extensivo y que además el cabrito sea alimentado con leche materna.

Según Muñiz, hay que ser prudentes antes de certificar a las ganaderías, pues "el cordero que salga certificado será de la máxima calidad y lo importante es que los mercados queden satisfechos".