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El lanzamiento de la campaña PAC 2025 en España marca un hito tras las protestas que impulsaron reformas legales en la Unión Europea. Los agricultores y ganaderos podrán solicitar subvenciones mediante la “solicitud única” desde el 1 de febrero hasta el 30 de abril, accediendo a un presupuesto de 5.000 millones de euros anuales, lo que sitúa a España como el tercer país receptor, detrás de Francia y Alemania.

Entre 630.000 y 650.000 productores se beneficiarán potencialmente de los fondos de la PAC repartidos entre el “primer pilar” (pagos directos) y el “segundo pilar” (desarrollo rural); sin embargo, el plazo abierto este sábado corresponde únicamente al primero.

En 2024, los productores españoles percibieron 5.754,7 millones de euros de la PAC, de los que 4.833 millones se destinaron a subvenciones directas, mientras que el resto se canalizó a programas de apoyo como el POSEI de Canarias o la distribución de leche y fruta a colegios. Las ayudas de la nueva campaña se abonarán en diciembre; si se solicita un anticipo, el pago podrá comenzar en octubre.

Este es el tercer año en que se aplica la reglamentación vigente de la reforma de la PAC, coincidiendo con el inicio de la legislatura comunitaria y los debates sobre el futuro de esta política y el marco financiero post-2027.

Los cambios que impulsaron las tractoradas

Los tramitadores de ayudas de organizaciones agrarias y cooperativas aseguran que la nueva campaña evidenciará de forma real los logros de las movilizaciones de 2024, que llevaron a revisar la PAC para flexibilizar ciertos requisitos. Desde los servicios técnicos de Cooperativas AgroAlimentarias en Castilla-La Mancha, Nuria Villanueva explicó a Efeagro que, si bien algunas flexibilidades se aplicaron de forma puntual, ahora están integradas en la normativa de la PAC.

Los agricultores deben atender dos novedades: las relativas a la condicionalidad reforzada –exigencias ambientales obligatorias– y a los ecorregímenes, según las notas informativas del Gobierno central y de las comunidades autónomas. Dentro de los ecorregímenes, las ayudas se dirigen a aquellos agricultores que adoptan voluntariamente prácticas medioambientales.

En cuanto a la condicionalidad o las obligaciones de Buenas Condiciones Agrícolas y Ambientales (Bcam), se incorporan nuevos requisitos en aspectos como la rotación, la labranza en pendientes o tratamientos en barbechos. Por ejemplo, en zonas áridas se reduce la proporción de leguminosas en la rotación debido a la dificultad para encontrar semillas, a los periodos sin cosecha por sequía y a la escasez de simiente posterior, según detalla Villanueva.

En los ecorregímenes se modifican los porcentajes de “elementos de biodiversidad” (como las florecillas) y su distribución en las parcelas; además, para los cultivos leñosos se flexibilizan los requisitos de cubierta vegetal en terrenos secanos en cuanto a plazos, manejo o aplicación puntual de herbicidas.

Pros y contras

Villanueva señaló que la nueva regulación de la PAC podría aumentar la acogida de acciones ambientales, como la cubierta vegetal, en regiones como Castilla-La Mancha –donde la adhesión ha sido del 21 % en cultivos leñosos– y que, en territorios áridos, los productores podrían sumarse a estas prácticas verdes. Sin embargo, la PAC continúa siendo excesivamente burocrática tanto para los agricultores como para los tramitadores de ayudas, por lo que se insta a la Administración a ofrecer las aclaraciones necesarias. “El tramitador debe conocer múltiples normativas y no todo está recogido en ellas; es un oficio con considerable riesgo y preocupación, y estamos muy lejos de que la PAC esté simplificada”, concluyó Villanueva.

Mercedes Salas