Ganadería - Vacuno


Confecarne lamenta que no se permita el uso de harinas cárnicas en piensos


Madrid - 2012-04-10 19:27:25
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La Confederación de Organizaciones empresariales del sector cárnico de España (Confecarne) ha lamentado hoy la prohibición de la Comisión Europea (CE) para la reutilización de harinas cárnicas en la alimentación de animales no rumiantes, como cerdos o aves.

Según Confecarne, la CE ha decidido limitar el uso de proteínas animales transformadas (PAT) de porcino y avicultura en la acuicultura, y ha descartado, por el momento, su utilización en la alimentación de animales monogástricos -no rumiantes- como cerdos y aves.

Según la patronal cárnica, esta decisión demuestra la "lentitud" y "falta de interés" de algunos países de la Unión Europea por adaptar los métodos analíticos de detección de la especie animal en sus laboratorios y perjudica a España, como exportador mundial de carne, al verse obligado a competir con terceros países que sí pueden utilizar esas proteínas.

Confecarne explica que la tramitación de ese reglamento tenía como objetivo volver a autorizar el uso de harinas de porcino y aves en la alimentación de no rumiantes, respetando el principio de no canibalismo, de manera que se protegiese la seguridad alimentaria en toda la cadena de producción de carne.

El bloqueo de este reglamento tiene como consecuencia, según apuntan desde el sector, que se desperdicien miles de toneladas de proteínas de calidad como componente nutricional de los piensos, con el coste económico y medioambiental que conlleva importar proteínas vegetales de terceros países.

Según Confecarne, con la reutilización de PAT en la alimentación de no rumiantes disminuiría la demanda de importación de soja en la UE, lo que ayudaría a su vez a equilibrar la balanza comercial en este capítulo.

Además, la utilización de harinas en lugar de cereales, como el maíz, permitiría reorientar la producción de buena parte de éstos hacia la alimentación humana.

Desde Confecarne señalan también que esta prohibición coloca a la ganadería europea en una posición desigual frente a las producciones de terceros países sin que exista ninguna evidencia científica que confirme que su uso genere problemas de sanidad animal o de transmisión de enfermedades.

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