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La huella de carbono del producto gastronómico registrado con la marca "Tostón de Arévalo", una de las delicias culinarias de la provincia de Ávila, es moderada-baja, según una investigación realizada por un alumno de la Universidad Católica de Ávila (UCAV).

El estudio, realizado como trabajo de fin de máster por el ingeniero Juan Ignacio Canelo, en colaboración con la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Ávila, ha determinado que el "Tostón de Arévalo" produce unas emisiones de gases de efecto invernadero o huella de carbono de 53,15 Kg CO2e por unidad.

Los factores que más incrementan la huella de carbono en las explotaciones ganaderas están relacionados con la producción de piensos, los transportes y movimiento de maquinarias o la inadecuada gestión de purines.

En este sentido, las granjas acogidas a la marca "Tostón de Arévalo" alimentan a las crías "exclusivamente" con leche materna, siguen sistemas tradicionales de producción, las cerdas comen productos naturales y en ellas se realizan muchas faenas de forma manual.

Asimismo, las distancias para el movimiento de piensos y desplazamientos del personal son cortas, lo que permite producir con un "bajo impacto medioambiental".

El estudio tiene en cuenta, en este sentido, la demanda mundial de productos pecuarios y la dependencia de gran parte de la población del sector ganadero como medio de subsistencia "cada vez mayor".

Por ello, considera necesario contribuir, desde todas las instancias, a "mejorar la eficiencia de los recursos naturales y reducir la huella de carbono que producen sus emisiones en el medio ambiente".

Así, ha abogado por conocer el impacto producido por cada uno de los operadores del sector, para mejorar las prácticas de manejo del ganado y reducir la huella, un elemento que, según el ingeniero Juan Ignacio Canelo, "debería formar parte de la etiqueta de los productos".

Con ello, el consumidor podría tomar decisiones que determinasen su elección de compra, ha añadido.

Para Canelo, la suma de miles de instalaciones modestas de cría de ganado llega a suponer una enorme cifra de emisiones, por lo que en su opinión es necesario afrontar el asunto desde las administraciones públicas, las organizaciones de ganaderos, la investigación universitaria y las empresas, con el fin de estar "todos unidos contra el cambio climático".