Ferias,
Mercados y Mataderos

Una treintena de agricultores han bloqueado hoy una de las calles céntricas de Valladolid para exigir a la Administración que limpie los terrenos públicos de la plaga de conejos que, según sus datos, han ocasionado pérdidas acumuladas de 9 millones de euros en 30.000 hectáreas de la provincia.

Convocados por la organización agraria ASAJA, los campesinos se han concentrado durante una hora ante la sede de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León, en la calle del Duque de la Victoria, en pleno corazón de la ciudad.

Allí, vigilados por varios números de la Policía Nacional llegados en dos furgonetas, los manifestantes han soltado por la calle media docena de conejos, han explosionado una traca, han lanzado petardos y octavillas, han abierto algún bote de humo verde y han ensordecido el ambiente con trompetas y pitidos.

Viandantes que transitaban por la vía han recriminado a los agricultores el atronador ambiente provocado y la suelta de los lepóridos, acurrucados junto a los edificios y visiblemente atemorizados.

El presidente provincial de ASAJA de Valladolid, Lino Rodríguez, ha acusado a la Junta de no cumplir la ley medioambiental en sus propios terrenos por no limpiar de conejos los bordes de las autovías, del ferrocarril y los cauces de las riberas de los ríos y arroyos.

Los conejos se han comido los brotes de cereales de invierno: cebada, trigo y centeno, y devorarán los cultivos de regadío en primavera en cuanto comience a llover y se pueda sembrar, han avisado algunos agricultores de la zona de Medina del Campo y Alaejos, las más perjudicadas, además de otras de Salamanca y Ávila que también han dado la voz de alarma.

ASAJA ha reivindicado un campo verde y limpio, ha exigido a la Junta de Castilla y León que no infecte el campo con esta plaga y mantenga limpios los terrenos públicos para que los conejos no se puedan refugiar y criar en ellos.

"La absoluta dejación y descoordinación de la Administración es la causante de esta plaga", ha denunciado ASAJA en las octavillas distribuidas entre los transeúntes y lanzadas al aire.