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La organización agraria Asaja de Cuenca ha criticado la decisión del Ministerio de Agricultura de acabar con toda la cabaña ganadera de una explotación sin tener la certeza de que todos los animales estén contagiados de la viruela ovina y caprina. Según el secretario provincial de Asaja Cuenca, Manuel Torrero, esta medida es "precipitada" y podría tener graves consecuencias tanto para el sector ganadero como para el de elaboración de queso.

Torrero ha expresado su gran preocupación y desesperación ante los nuevos brotes de la enfermedad en La Alberca de Záncara y Tébar, que afectan a dos explotaciones de leche con más de 5.400 animales. Por ello, la organización agraria ha presentado a la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha un programa de actuación específico con medidas concretas para paliar los daños y dar tranquilidad a los ganaderos.

Entre las propuestas del programa se encuentran: el establecimiento de indemnizaciones adecuadas a las pérdidas reales cuando se sacrifican todos los animales de una explotación; un plan de mejora genética para que los ganaderos recuperen rápidamente su nivel productivo; medidas de apoyo para evitar despidos en estas explotaciones; mecanismos financieros para que los ganaderos con créditos comprometidos puedan hacer frente a los pagos; y un apoyo económico adicional hasta que los afectados recuperen su capacidad productiva.

Asimismo, Torrero ha abogado por establecer mecanismos para evitar el contagio y la propagación de la enfermedad, pero ha considerado que sacrificar a todos los animales sin saber si están contagiados es una medida precipitada. El ganadero tiene margen de actuación, como separar el ganado o establecer lotes para controlar contagios, ya que una vez cumplidos los periodos de cuarentena y después de realizar las pruebas serológicas, se puede comprobar si el foco está erradicado o si la enfermedad persiste.

Torrero ha subrayado que sacrificar a todos los animales supone perder no solo los animales, sino también un capital acumulado a través de décadas y que costará mucho recuperar. Además, ha mencionado que hay ganaderos que aseguran que si tienen que matar a todas sus ovejas, no volverán a empezar de cero y dejarán la actividad.

En cuanto a las indemnizaciones, Torrero ha considerado que los baremos actuales son “insuficientes” y no tienen en cuenta que estos animales han estado sometidos a programas de mejora genética, con lo cual su valor se multiplica por dos, tres o cuatro.

En algunos casos en los que ya se han sacrificado miles de animales, como en Villaescusa de Haro donde se detectó el primer brote, Torrero estima que las pérdidas son “de millones de euros”, por lo que cree que los baremos de la Consejería y del Ministerio son “claramente insuficientes”.

“No sólo por el importe, sino también por lo que se tardará en recuperar la capacidad productiva a la que se ha llegado después de mucha inversión en tecnologías, manejos, alimentación y programas genéticos”, ha subrayado.

En España se han detectado hasta ahora 25 focos de la enfermedad, de los que doce están localizados en Cuenca.

El primero se detectó en otoño de 2022 en Villaescusa de Haro, donde se sacrificaron miles de animales.

La viruela ovina y caprina es una enfermedad que estaba erradicada en España desde 1968 y los responsables sanitarios precisan que no se transmite a los humanos.