Ferias,
Mercados y Mataderos

La crisis en la agricultura generada por la guerra de Ucrania se ha asentado, dentro de la gravedad, al cumplirse el primer año de un conflicto que puso patas arriba el sistema alimentario mundial y que encarece la cesta de la compra.

Tras un año de vértigo en los mercados agrícolas y energéticos se ha "normalizado" la situación y los precios son muy altos, pero menos que en otros momentos de la crisis, con el impacto más visible en el bolsillo de los consumidores, según concluyen fuentes del sector.

En el caso de los cereales y de las oleaginosas (materias primas para piensos), esta semana los mercados de referencia de París y de Chicago han registrado oscilaciones muy leves.

Para los ciudadanos la compra es un 15 % más cara que hace un año, aunque los últimos datos sobre la inflación en España reflejan una ligera bajada y las informaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación apuntan que los precios han tocado techo.

Pero el campo sigue preocupado porque la inseguridad, los problemas logísticos y la rotura de abastecimiento continúan sobre la mesa, según las Cooperativas Agro-alimentarias.

MOMENTOS MÁS TENSOS

El director general de Cooperativas Agro-alimentarias, Gabriel Trenzado, describe a Efeagro la situación actual como una "altiplanicie", con relativa estabilidad en las cotizaciones, aunque elevadas, e incertidumbre por el futuro: "Se ha normalizado una situación extraordinaria"

El secretario general de la patronal de mayoristas de cereales y de oleaginosas Accoe, José Manuel Álvarez, ha coincidido respecto a esa "normalización" y ha recordado momentos mucho más tensos, sobre todo cuando cundió la alarma sobre el abastecimiento de materias primas.

Siempre distinguiendo entre el suministro en la Unión Europea (UE), que ha estado garantizado, y en países como los de África u Oriente Medio por la dificultad para asumir el encarecimiento.

La invasión provocó subidas desmesuradas de cotizaciones e incluso en España el cierre de lonjas por la incertidumbre en febrero; en marzo la huelga de transportistas sumó tensión sobre la oferta; también en marzo los pescadores pararon por el alza del gasóleo.

La alarma se acentuó con la llegada del verano, las alertas sobre riesgos de hambrunas y la mayor crisis de los fertilizantes de los últimos 50 años, hasta que Rusia y Ucrania, con la mediación de la ONU y Turquía, llegaron en julio al acuerdo que garantiza la salida de grano de puertos del mar Negro.

Ese compromiso fue un hito, según Álvarez, quien reconoce que la tensión se ha rebajado desde entonces.

El acuerdo se ha prorrogado hasta marzo y los operadores del sector auguran que en las próximas semanas habrá fricciones en los mercados, atizadas por las declaraciones de Rusia contrarias a su renovación.

Las previsiones climáticas condicionarán también la volatilidad del comercio agrícola.

IMPACTO EN LAS POLÍTICAS

La UE reaccionó a la guerra, entre otras actuaciones, activando por primera vez la ayuda de la reserva de crisis de la Política Agraria Común (PAC), que en 2023 podría reutilizarse de nuevo, según apuntan diversas fuentes, para los productores de países del Este limítrofes con Rusia.

La invasión también movió a la UE a aplicar excepciones en normas sobre el barbecho o en la rotación de cultivos, para elevar la oferta agrícola.

En España, las últimas medidas han sido la rebaja del IVA a ciertos alimentos básicos, subvenciones para mitigar el precio de los fertilizantes (300 millones de euros) y apoyo frente a las subidas del gasóleo agrícola y pesquero, tras el final del descuento de los 20 céntimos por litro.

IMPORTANCIA DE UCRANIA Y RUSIA

Ucrania es, junto con Brasil, uno de los primeros proveedores de maíz de España, país deficitario en cereales y el cuarto exportador mundial; también encabeza la exportación de aceite de girasol y los envíos de ese producto al mercado español.

Rusia es el segundo exportador de trigo (contando la UE como bloque); Ucrania es el quinto; en fertilizantes es el primero, con un 15 % del suministro mundial.

El RUMBO

En el campo han subido los precios en origen, pero también se han encarecido los costes y aunque ha habido productores que han podido "capear" la situación, existe un "equilibrio débil", según Trenzado.

A su juicio, el conflicto agravó una crisis que ya venía "de fondo", con el abandono de explotaciones en sectores como el lácteo o el ovino.

Por ello, según Trenzado hacen falta medidas estructurales para gestionar la volatilidad y "una mayor transparencia" por parte de otros eslabones del sector alimentario.